Reseña | Si no hay un mañana de Jennifer L. Armentrout

Si no hay un mañana

Levantó un mechón de pelo que reposaba sobre mi mejilla, Mientras me lo colocaba detrás de la oreja, sus dedos se arrastraron sobre mi piel y el aliento se me quedó atascado en la garganta.

Si no hay un mañana es un libro que había visto ya en varias ocasiones por Instagram y no había leído más que maravillas de él y de la autora en general, por lo que en cuanto tuve la oportunidad de hacerme con el, no lo dudé.

Primero que nada, quiero agradecer a ediciones Urano que me hizo llegar el ejemplar (también, ¿podemos admirar la chulada de portada, por favor?)

El libro nos cuenta la historia de Lena Wise una adolescente de 17 años de edad (¡Qué novedad!) quien ha sido abandonada por su padre desde hace 4 años. Durante las primeras páginas podemos apreciar que esta total y perdidamente enamorada de su mejor amigo y vecino de toda la vida, Sebastian, pero el cual es un “secreto” por lo que se avergüenza, como pueden leer, esto a primeras suena DEMASIADO cliché: la chica que se enamora de su mejor amigo (guapo, por cierto) y tiene problemas internos para mantener sus sentimientos a raya…

Cuando comencé con la lectura pensé que me iba a encontrar con una historia tipo ¿Y si quedamos como amigos? Y me estaba gustando MUCHO, venía de leer “El priorato del naranjo” (muy bueno, pronto tendrán la reseña) en donde leía un sinfín de términos nuevos y extraños, dado que se trataba de un libro de fantasía, por lo que agradecí que el comienzo de esta lectura fuera tan normal.

Soy una fan del romance cliché (pero del tipo de romance CERO tóxico y creíble) y me hice a la idea de que este libro sería el típico libro de romance juvenil que terminan gustándome, y WOW, me llevé una grata sorpresa.

Siento que no puedo hablar tanto de la trama debido a que aún no les presento los personajes de esta historia, así que aquí vamos.

―  No me voy. Puedes enfadarte, pero me quedo aquí, porque te des cuenta o no, no deberías estar sola. No me voy a ninguna parte.

Lena Wise: Nuestra protagonista, la historia esta narrada desde su punto de vista. De 17 años de edad, una chica ordinaria a punto de entrar en su último año de ¿high school? (en México sería el último año de bachillerato) con una meta demasiado clara, conseguir una beca para la universidad de Virginia. Juega al volibol junto a una de sus mejores amigas, Megan.

Sebastian: De cabellera de un tono entre castaño y negro, corto por los lados y algo más por arriba. Pómulos altos, nariz afilada y mandíbula dura y definida. Tiene una cicatriz que le corta el labio superior. Juega al futbol americano y puede decirse que es el típico chico guapo de la escuela.

Megan, Abbi y Dary: Son las tres mejores amigas de Lena. Megan juega al volibol al igual que nuestra protagonista, se podría decir que es lo contrario de Lena y es gracias a ello que hacen buena química. Vemos muy poco de Dary y Abbi es una chica que también me ha caído bien, un poco mas reservada.

También tenemos otros personajes secundarios tales como lo son la madre y hermana de Lena, Philip, Cody y Keith amigos de Sebastian y por conocidos de Lena, por lo que toman un papel importante en la trama.

― O es el mejor momento ―  replicó él mientras me observara rodear la silla ―  ¿Y sabes qué? Esperar es demasiado arriesgado. Nunca es un mal momento para decirle a alguien que lo quieres.

Como he mencionado antes, el libro comienza con una historia demasiado cliché y me estaba gustando bastante, pero da un giro TREMENDO, un giro que definitivamente me tomó por sorpresa.

Si no hay un mañana esta dividido en tres partes: ayer, hoy y mañana, en cada uno de ellos nos muestran un antes, un “presente” y un después, marcando muy claramente la diferencia entre antes, durante y después de cierto evento.

Los personajes están muy bien construidos: son lógicos y tienen sus imperfecciones de acuerdo a su edad. Algo que me ha gustado mucho es que la autora logra transmitir la química que hay entre Lena y Sebastian, la tensión logra traspasar las páginas, hubo un punto en el libro que cerré el libro de golpe y estar pensando “OOOMGGG, ¡¿Qué esta sucediendo aquí?! Ya bésense por favor!!!” en seguida de un “NO PUEDO LEER ESTO, QUE TENSIÓOOOON, cómeme tierra” como si deberás estuviera en la piel de la protagonista,

Otra cosa que me ha encantado es que ¡Lena es lectora! ¡Uffff! Las primeras páginas las tapice de post its debido a que mencionaba muchísimas cosas con las cuales me podía identificar como lectora (y este libro me ha dado el empujón que necesitaba para leer los libros de ACOTAR, dado que Lena tiene una obsesión con Rhysan) y muchos pudieron ver que mi fangirleo por ello lo estuve compartiendo por historias de Instagram, y es que, Jennifer ha creado en Lena un personaje con el cual muchos podemos identificarnos, y no solo en el ámbito lector, sino en el ámbito amoroso, digo ¿quién no ha tenido dramas/dudas existenciales en ese aspecto? Me hizo recordar a mi yo del pasado de 16 años.

Volviendo un poco a la trama, el libro toma una historia mucho más profunda y emocional en la segunda parte, nos muestra como es que un giro de esa magnitud puede cambiarlo todo. Nos muestra el valor de la familia y de la amistad, que a pesar de que las cosas pueden llegar a complicarse, habrá personas que estarán dispuestas a estar ahí, a cargar con el peso y acompañarte durante el camino.

Sabía que no podía volver atrás y comenzar de nuevo. No podía reescribir lo que había sucedido. Lo único que podía hacer era cambiar el mañana, siempre y cuando tuviera uno.