Todo lo que veo es… ¿Nada? Todo a mí alrededor está completamente en blanco. Pero eso no me interesa en estos momentos, apenas me doy cuenta de ello, ¿Qué quería decirme ella? Mejor dicho ¿Qué me quería decir yo? No es hasta este momento que me doy cuenta lo absurdo que suena eso, pero así son las cosas.
Por un momento dejo de prestar atención a mis pensamientos y me dedico a descubrir en donde me encuentro ¿Cuándo cambio todo esto?
Me encuentro en un lugar despejado de la cuidad… hay árboles a lo lejos y una pequeña casa entre ellos. Conforme me voy acercando voy descubriendo que hay un lago. Me paro ¡Hace mucho que no venía a este lugar! Todo es tan hermoso…
Decido recostarme en el pasto, observando el cielo azul despejado de nubes….
- Es hermoso ¿No lo crees?
- Si, lo es
Volteo para descubrir de donde han venido esas voces. Y los veo a ellos.
- Ojala viviéramos aquí ¿No? – Dijo él
- Ojala… pero ya sabes, no se puede… esta la escuela…
- Si, lo sé, pero se vale soñar ¿No?
- Claro que si ¿Por qué no?
Clarisse ha crecido… he crecido… me he transportado a otro tiempo… y él… está aquí, está a salvo, está vivo. Lloro sin poder evitarlo, lloro sin parar… lloro silenciosamente, si tan solo hubiera… si yo… ¡Aaaaargs! Abandono rápidamente el pensamiento antes de que me pueda hacer daño, ya está, ha sucedido, no existe el hubiera y no lo existirá.
De pronto me doy cuenta que ambos niños me están observando, ¿O no? Me volteo para ver que esta atrás mío y veo lo que ellos están mirando ¿Cómo es posible que no me puedan ver?
Ambos niños corren hacia la pequeña casa, donde está su madre quien los llama. La veo, a lo lejos está ella, está mi madre. Ella, que siempre cuido de mí, quien corría a mi habitación cuando despertaba en medio de la noche en mi habitación gritando, ella, mi madre quien siempre me dio consejos y nunca se cansó de darlos. Mi madre, la mujer que me crio, la mujer que me ha salvado la vida.
Cierro los ojos, los cierro con tal fuerza que me duele, pero no es nada comparado con el dolor y vacio que siento cuando la veo.
Hace muchísimo tiempo que no la veía, ha pasado una eternidad, ya no recuerdo como era su voz, sus manos, esos ojos tan expresivos que ella tenía.
Abro mis ojos, deseando que no me hubiera movido del lugar en donde me encontraba. Tomo aire. Volteo a mí alrededor y suspiro. Aún sigo en el mismo lugar. Tomo aire y fuerzas para levantarme del suave pasto.
Empiezo a caminar rumbo a la dirección donde los niños se dirigieron hace unos momentos, a medida de que voy acercando a la casa mis manos empiezan a temblar. Paro por un momento y trato de tranquilizarme. No logro hacerlo, así que después de un rato decido continuar mi camino.
Solo faltan unos pasos, unos cuantos… y sin embargo se me hacen eternos, como si estuviera a miles de kilómetros lejos de ese lugar, de esa casa, que en su momento fue uno de mis lugares favoritos…
Sin ser consiente había dado ya esos pasos y estaba justo enfrente de unas de las ventanas de aquella casa, mirando lo que estaba a sus adentros. Todos estaban ahí adentro, comiendo, sin importar lo que pasaba a su alrededor. Hablaban de muchas cosas, pero la verdad es que no les estaba prestando atención a lo que decían. Quería grabar en mi mente cada detalle de cada uno de ellos, pero sobre todo, de mi madre. Quería recordar cómo era ella…. De repente caigo en la cuenta de que todo esto sigue estando en mi mente, que nunca he salido de ahí.
«No has olvidado ningún solo detalle de ella ¿Sino cómo es que ella está ahí? Justamente como era, sin quitarle ni agregarle nada en absoluto»
Claro, a veces no somos conscientes de que es lo que almacena nuestro cerebro. A veces ni siquiera somos conscientes de lo que estamos viendo y oyendo.
Todos ellos, esas cinco personas que marcaron mi vida desde el primer momento en que nací, se trasladaron a la sala, en donde iban a comenzar a jugar un pequeño y sencillo juego de mesa.
Sonreí.
Recordaba ese momento a la perfección. Se quedó grabado en mis memorias y difícilmente alguien podrá arrebatarme ese recuerdo. Unos de los más bonitos y amargos que me quedan.
«Quisiera… quisiera detener el tiempo y quedarme aquí, disfrutar de este momento por unos segundos… o no, mejor por unos largos y hermosos minutos»
Todo esto lo puedes controlar, aunque es evidente que aún no has hallado la manera
¿Cómo? ¿Cómo puedo controlar lo que pasa aquí?