Lo que van a leer a continuación es un ralato que escribi hace aproximadamente 2 años, en aquel entonces sentía la necesidad de escribir todo lo que me imaginaba en papel. Ahora lo comparto con ustedes, cabe decir que este es un relato un poco mas largo de lo normal, así que decidi dividirlo en partes, por lo que esta sería solo la primera parte.
¡Disfruntenlo! =)
Desesperada, cansada, y agotada estoy. Este dolor no me deja, sigue estando ahí, haciéndome daño, destrozándome, quiero detenerlo, quiero hacer que desaparezca por completo y que ya no vuelva más, pero no me es posible, por más que intento este dolor permanece ahí, y día tras día aumenta y el daño es cada vez mayor.
¿Por qué no puedo desaparecer todo lo que me rodea? ¿Por qué simplemente no puedo detener el tiempo tan solo unos segundos? ¿Por qué? La cosas son así, esta es la realidad el dolor me está consumiendo y no puedo hacer algo al respecto ¿O tal vez si? Tal vez no estoy haciendo todo lo posible para que se desvanezca, y yo no estoy siendo consciente de ello, o tal vez no quiero que ese dolor se vaya, porque me gusta sufrir… pero ¿Por qué? No lo sé, no tengo la respuesta a esa pregunta, pero tengo que encontrarla.
Salgo de mi casa, necesito aire fresco, necesito caminar y tranquilizarme un poco.
Observo todo lo que está a mi alrededor, hay gente por donde quiera, muchas de ellas disfrutando de este momento y otras, bueno, para otras hoy no es su día.
Miles…. Millones de personas habitamos esta ciudad, este país… nuestro mundo es demasiado grande, cuando no lo has descubierto, pero en realidad es un mundo demasiado pequeño a comparación con lo que es el universo.
Este mundo se ha ido desboronando… o mejor dicho, nosotros lo hemos estado destrozando, hay violencia por donde quiera que voltees, la gente es hipócrita, cruel, egoísta, no quieren pensar en otra cosa más que en ellos mismos, en su propio beneficio.
Observo con mucha atención mientras camino…. Nuestro mundo es un caos y miles de personas están sufriendo por ello ¿Y yo me quejo? Este dolor que me atormenta de repente se ha vuelto en algo tan insignificativo, tan pequeño, débil, invulnerable… que puede ser arrebatado tan fácilmente.
Sigo caminando, ensimismada en mis propios pensamientos, sin prestar atención en lo que sucede a mi alrededor. Sonrío, claro que puedo… puedo desaparecer de este mundo, tal vez no físicamente pero… puedo.
Me paro en un pequeño lugar, donde está lleno de gente pero tranquilo a la vez… a lo lejos veo unos columpios…. Me acerco a ellos, la gente se me queda mirando fijamente… tal vez piensen que ya estoy un poco grandesita para columpiarme, pero la verdad, no me importa, ignoro sus miradas.
Llego al columpio y me siento en él, empiezo a columpiarme lentamente, sin ninguna brusquedad, el aire fresco me acaricia… sonrío, ¿Cuánto tiempo hacia que no me sentía así? Muchísimo, parece como si hubiera sido una eternidad.
Pasan los minutos, y me mantengo así por un largo tiempo, hasta que empiezo a agarrar confianza y decido columpiarme un poco más fuerte, aunque no lo suficiente para llegar a una altura tan alta, cierro fuertemente los ojos, desapareciendo así toda imagen que con ellos veía.
Vine aquí con un único objetivo: desaparecer.
Así que en eso me empeño, transportándome a otro mundo diferente, en un mundo en donde nadie más puede entrar…. En donde sé que nunca nadie me encontrara.
De repente dejo de sentir el aire que me estaba golpeando, ya no estoy en el columpio y todo a mí alrededor ha desaparecido por completo. Estoy parada en lugar desconocido, no hay nadie a mí alrededor, observo cada detalle que me rodea, tratando de descifrar en donde me encuentro ubicada.
¡Por supuesto! Estoy en mi habitación, pero, hace muchos años que esto dejo de existir, tal cual como la estoy viendo.
«Estas en tu mente ¿Lo recuerdas? Nada de lo que ves es real, aunque lo parezca»
Me he adentrado en lo más profundo de mis recuerdos, desapareciendo así del presente y volviendo al pasado.
Camino por toda la habitación, examinando cada detalle que mi mente ha captado, de pronto, todo desaparece y me transporto a otro lugar, no… espera… yo no me estoy moviendo, lo único que cambia es el lugar en donde me encontraba – o mejor dicho – las cosas que estaban en esta misma habitación.
Sigo permaneciendo exactamente en el mismo punto, pero el tiempo es diferente.
Oigo ruido – Lo que significa que probablemente no este del todo sola – La puerta se abre y veo una niña de ¿Seis años? Si, quizá de seis años, a lo mucho siete. Aun no se ha dado cuenta de que me encuentro justo aquí, es eso o definitivamente no puede verme.
La miro fijamente, con demasiada atención, tratando de recordar de donde la conozco… Me acerco a ella, pero no logro verla del todo bien, mi visión se ha vuelto borrosa, pero al poco tiempo, vuelvo a ver con completa claridad, cosa que no ayuda mucho, pues la pequeña niña ha desaparecido.
Suspiro.
- ¿Qué estás haciendo aquí?
Doy un pequeño salto, no me esperaba para nada eso.
- ¿Te asuste? – Pregunto la niña
He sido incapaz de moverme. Respiro hondo y doy media vuelta. Es ella.
- No muerdo ¿Sabes?
Sonreí, es una niña muy simpática… me recordaba a cierta persona… me recordaba a… mí. De inmediato la sonrisa desapareció de mi rostro.
- ¿Cómo te llamas? – Pregunte
- Me llamo Clarissa – Contesto la niña agarrando con más fuerza el peluche que tenía en sus manos – Tú te llamas igual ¿No es así?
Me quede helada… era yo, de pequeña… pero ¿Cómo…?
- Si ¿Cómo lo sabes? – Le pregunte mientras me acercaba más a ella.
- Porque… – empezó a decir – Estoy en tu mente
«Todo esto está en mi cabeza, nada es real» Me repito una y otra vez.
- Y bueno… todo esto lo puedes controlar, aunque es evidente que aún no has hallado la manera – Dijo Clarisse – Se puede saber… ¿Por qué has decidido profundizar en lo más profundo de tus recuerdos?
- Prefiero no hablar de ello – Respondí
- Como prefieras
La niña encoge los hombros y se dirige a su cama.
- Por cierto tal vez deberías de saber que…
La frase se queda a medias, sin poder ser terminada, pues todo se vuelve borroso y desaparezco de ese lugar.